Parece que en los últimos años está de moda hacer un voluntariado internacional y, desde que apareció el concepto millenial, aún más si cabe. Somos muchas las personas que con espíritu aventurero y desde el sofá de nuestra casa alguna vez hemos pensado en viajar a países en vías de desarrollo para ayudarles a progresar, para cambiarles la vida. Y desde que volar está al alcance de cualquiera, quizá se acentúa el sentimiento de protagonismo y de querer marcar la diferencia entre nuestro entorno.

Precisamente esto, nuestra gente, nuestro entorno del día a día con los que compartimos cañas y tareas rutinarias no nos entiende, no entiende nuestra manera de viajar, de ver la vida, de descubrir mundo, de conocer gente, de mezclarnos a tope con nuevas culturas y además si es ayudando mejor que mejor.

Nos gusta comer, comprar, transportarnos, contratar excursiones,… en todos los sitios y con todas las personas posibles ¿por qué? porque esta manera de movernos también la entendemos como voluntariado, como una forma de cooperar y ayudar a progresar a la sociedad donde estamos, a la sociedad que nos acoge y que nos hace sentir como en casa desde el primer momento siguiendo las pautas del turismo sostenible.

Por eso desde el principio dejamos claro que nuestros viajes NO los entendemos como voluntariado en su máxima expresión: en el poco tiempo del que disponemos no podemos pretender cambiar la manera de vivir de nadie para luego nosotros marcharnos tan igual a nuestro hábitat occidental, lo que haremos desde el significado del verbo “ayudar” será lo que las tareas del día a día requieran en aquel proyecto que visitemos y si, algún día dispones de más tiempo, nos cuentas qué puedes ofrecer a la sociedad con la que te pretendes mezclar y cooperar y estaremos encantados de ayudarte y facilitarte toda la información que en nuestra mano esté para que realmente vivas y sientas un voluntariado de larga duración.

Nuestras anteriores experiencias de voluntariado en mayor o menor medida nos han frustrado algo por diferentes motivos: por falta de comunicación con la ONG en el desarrollo de tareas; por ideas preconcebidas de cambiar a mejor aquél proyecto que fuimos a conocer y luego sentirnos inútiles; por salir de la zona de confort creyendo estar preparados;… en cualquier caso siempre han sido experiencias enriquecedoras que nos han hecho llegar hasta aquí.

No pretendemos cambiar el mundo, pero en la medida de lo que ya conocemos vemos que con muy poco se puede hacer “muy mucho”, por ello pensando globalmente y actuando localmente este año podremos concluir con varios pequeños proyectos en Nepal, en India, en Mozambique, en Tanzania y en Latinoamérica, proyectos que cuando quieras te podemos informar cómo trabajamos y cómo puedes unirte.

Ante una de las dudas qué más nos encontramos es ¿qué llevo: ropa, comida, juguetes,…? Nuestra rotunda respuesta es NADA. Desde el primer mundo pensamos que los niños de África o de cualquier otro país subdesarrollado necesitan de todo, que no tienen zapatos, ni comida, ni juguetes y cualquier cosa que llevemos podría servir de ayuda. No pensamos en las consecuencias que esto puede tener y, cuando estamos en la zona de acción, vemos que no solo no les aporta nada sino que les perjudica. Vemos que necesitan muy poco: no tienen porqué cambiarse de camiseta o de pantalones todo el día o incluso no tienen porqué comer diferente cada día de la semana.

Todo lleva su proceso y anticipándonos a su desarrollo lo único que conseguimos es ralentizarlo, y precisamente es aquí donde preferimos enfocarnos, en su ayuda al desarrollo, partiendo de que lo principal y más básico es comprar en los comercios y negocios locales aquello que sobre el terreno vemos que pueden necesitar, ya sea ropa, comida o incluso medicamentos. Enviando cosas inservibles lo único que conseguimos es generar basura que en el mejor de los casos acaba en un vertedero donde su proceso de reciclaje o remodelación resulta imposible.

Si vienes en pareja o con amigos pon de tu parte para darnos todo lo que tienes, queremos conocer tu historia, tu vida y el porqué de todo esto. Abrete con nosotros, con el grupo y con toda la gente que conocerás. Aplica el sentido común, se responsable, no ofendas a nadie con gestos o palabras fuera de lugar, pide permiso para fotos y brilla con humildad, transmite lo que sientes, pregunta lo que dudes, entrega lo que tienes,… y cuando regreses te darás cuenta de todo lo que traes.

En nuestros viajes te alimentarás de comida local, dormirás en camas, en autobuses, en dalla-dallas o incluso en el suelo. Te enamorarás de infinidad de personas de diferentes culturas como nunca hubieras pensado; estarás encantado de vivir en áreas rurales de países pobres a nuestros ojos; estarás muy cansado desde el primer día pero tu fuerza mental podrá con todo y no querrás volver; adorarás tu mochila hasta el punto de no querer volver a coger un trolley,… y por encima de todo, cuando regreses, querrás ver cuanto antes a las personas que acaban de entrar en tu vida y con las que habrás compartido la mejor experiencia que jamás hubieras imaginado.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *